Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción
En lo más alto de la villa se sitúa el principal monumento de La Garrovilla, la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción. Un monumento que ocupa un lugar muy especial en la vida de los garrovillanos.
En lo que a su origen se refiere, nos debemos basar en la documentación proporcionada por los visitadores de la Orden de Santiago, que atestiguan que en 1498 ya existía una iglesia bajo la advocación de ‘Nuestra Señora’, respondiendo a los gustos arquitectónicos del momento.
Siguiendo las Actas de los visitadores de la Orden de Santiago, podemos saber que era un templo de piedra mampuesta que se organizaba en dos naves pequeñas y que contaba con pila de bautismo y Sagrario.
Fue en el S. XVI cuando se lleva a cabo un portal de arcos de ladrillo, con madera y teja tosca en la portada principal. En su interior, destacaban tres altares:
- Altar mayor dedicado a Nuestra Señora con una imagen con la advocación de Ntra. Sra. de Belén.
- Altar dedicado a los Santos Mártires.
- Altar de San Antón.
La iglesia pasa por un período de obras entre los años 1507 a 1511, finalizando a mediados del S. XVI, pues en 1556 se le añaden dos arcos más a la iglesia, siendo cinco en total de los que se compone. Posteriormente, se realizará una balaustrada de piedra que cerraba el atrio, siendo muy parecida a la que hoy tenemos. También se realizaría en este período el proyecto de la torre. En 1549 la iglesia adoptaría la advocación de ‘Nuestra Señora de Santa María’ , siendo unos años en los que la iglesia se distinguiría por su rango y prestigio eclesiástico, lo que indica el poderío y la importancia de la población tanto en la comarca de Lácara como en la encomienda de Mérida.
Si nos fijamos en su emplazamiento, llama la atención su singularidad, ya que no se encuentra en el centro del pueblo, como suele ser habitual, sino que se sitúa en uno de los extremos del municipio, concretamente en su parte más elevada. Actualmente, Se encuentra rodeada de un atrio, espacio muy vinculado a la vida de los garrovillanos, donde desde bien pequeños, es testigo de juegos de niños, actos institucionales y de los momentos más importantes de los garrovillanos. Frente al templo, permanece la Cruz de granito, asimilada plenamente por la población como uno de sus emblemas.
En cuanto a la torre, vemos que se compone de varios cuerpos: un cuerpo inferior del que brota su monumental portada plateresca; un cuerpo intermedio con una ventana cuadrangular que da luz al coro; y un cuerpo superior que termina en el campanario, rematado por un pináculo en cada esquina.